Otro de los mejores cuentos en canción. Con estos piratas de Serrat, el de Joaquinito sí que se queda cojo de las tres patas. Una canción atlántica. Una canción de amor, llena de motivos más bien románticos, eso nos gusta de Serrat, no?
Todos los piratas tienen
un temible bergantín,
con diez cañones por banda
y medio plano de un botín
que enterraron a la orilla
de una playa en las Antillas.
Todos los piratas tienen
un lorito que habla en francés
al que relatan el glosario
de una historia que no es,
la que cuentan del corsario
ni tampoco lo contrario.
Por un “quítame esas pajas”
te pasan por la quilla,
pero en el fondo son unos sentimentales
que se graban en la piel
a la reina del burdel
y se la llevan puesta a recorrer los mares.
Marchando… ¡una de piratas!
Larga vida y gloria eterna,
para hincarles de rodillas
hay que cortarles las piernas.
Todos los piratas tienen
atropellos que aclarar,
deudas pendientes y asuntos
de los que mejor no hablar;
se beben la vida de un trago
y se ríen con descaro.
Hasta que un día temblando,
en la popa de un velero
la encuentran y, traicionando
la ley del filibustero,
no reclaman el rescate
y rehúyen el combate.
Cuando los piratas son hombres enamorados
de una piel que huele a jazmines, rompen promesas
con sus hermanos de ayer
y huyen al amanecer
rumbo a un puerto que aún no ha puesto precio a su cabeza
Marchando… ¡una de piratas!
Nadie doblego su espada
y bastó una mujer hermosa
para costarles las alas.
No hay historia de piratas
que tenga un final feliz
ni ellos ni la censura
lo podían permitir:
por la espalda en una esquina
gente a sueldo los asesina.
un temible bergantín,
con diez cañones por banda
y medio plano de un botín
que enterraron a la orilla
de una playa en las Antillas.
Todos los piratas tienen
un lorito que habla en francés
al que relatan el glosario
de una historia que no es,
la que cuentan del corsario
ni tampoco lo contrario.
Por un “quítame esas pajas”
te pasan por la quilla,
pero en el fondo son unos sentimentales
que se graban en la piel
a la reina del burdel
y se la llevan puesta a recorrer los mares.
Marchando… ¡una de piratas!
Larga vida y gloria eterna,
para hincarles de rodillas
hay que cortarles las piernas.
Todos los piratas tienen
atropellos que aclarar,
deudas pendientes y asuntos
de los que mejor no hablar;
se beben la vida de un trago
y se ríen con descaro.
Hasta que un día temblando,
en la popa de un velero
la encuentran y, traicionando
la ley del filibustero,
no reclaman el rescate
y rehúyen el combate.
Cuando los piratas son hombres enamorados
de una piel que huele a jazmines, rompen promesas
con sus hermanos de ayer
y huyen al amanecer
rumbo a un puerto que aún no ha puesto precio a su cabeza
Marchando… ¡una de piratas!
Nadie doblego su espada
y bastó una mujer hermosa
para costarles las alas.
No hay historia de piratas
que tenga un final feliz
ni ellos ni la censura
lo podían permitir:
por la espalda en una esquina
gente a sueldo los asesina.
4 comentarios:
Pues si eso es lo que nos gusta de Serrat, además la arqueología musical del siglo pasado, ya que andamos en esas
Esta pasadita es hermosa
"pero en el fondo son unos sentimentales
que se graban en la piel
a la reina del burdel
y se la llevan puesta a recorrer los mares"
Este viejo cabrón si sabía cómo era la vara! Que bonito tomarse unos tragos con él
He de reconocer, que a mi me parece maravillosa la de:
"Marchando… ¡una de piratas!....
para hincarles de rodillas
hay que cortarles las piernas".
Por cierto Jenerísimo, esa "pasadita" -que apuntas- rememora, la peli del Benjamín "Botón", precisamente, la parte del Pirata...
Al chile!! Casi me hace gimotear otra vez
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