Usualmente algunos, pero solo pocos, bienes culturales, chunches, varas, frases o cosas que produce la gente logran saltar la frontera de la invisibilidad cotidiana para salvarse del olvido. Lo digo con palabras bonitas: son las cosas en las que mejor se impregono el espiritu de la época. Y se podría hacer una lista de las solemnidades, estupideces, genialidades y de más, que espejan el sentido de las gentes, por ejemplo: el goito ergo sum, el parapapa de la tercera de Bethoven, el yo es otro, el tren en el XVIII, el automovil del XX, los anticonceptivos y el rock en los sesentas, el Hasta la Victoria Siempre, el Toco tu boca. Y claro no podriamos olvidar las versiones criollas de nuestro arraigue nacional: empecemos por el principio: el "hasta que se aclaren los nublados", el ferrocarril a Limon en el XIX, el ¿para que tractores sin los violines? "el porta mi" de las noches taurinas de un año en los noventas, El mamá Maria del curita Calvo o el "En esta casa somos Catolicos, no insita", el "a celebrar carajo" grito de guerra de todo buen mundialista.
Es claro que pocos por no decir nadie, se acuerdan del asiento de la periferica o del Tuasa donde poso sus nalgas en el último viaje, o del libro de matemátiticas de cualquier año del cole o de las patas de la cama o de lo que dijo Julio Rodrigues hoy o cualquier dia en La Nacion, o del canasto de bejuco donde guardaban la ropa sucia hace algunos años. Estas son algunas de esas cosas donde o el Espitu, o no copulo bien o lo hizo asi con toda la clara intencion de condenar al silencio a algunos ( El caso del perrillo de Llorente)
Hace poco tiempo, andando por Barva buscando a los últimos canasteros del pueblo que tenian una tradicion de mas de 500 años en la produccion artesanal nos encontramos a don Sancho, canastero retirado y vecino de la comunidad, quien en solo dos palabras trascendio la barrera de lo invisiblemene cotiano e inaguro el siglo XXI.:
Fue el plástico-dijo don Sancho.
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2 comentarios:
Buen post! Se inauguró un siglo de profilácticos y cajeros automáticos
y ha quedado en franca evidencia la falta de imaginación de la moral al uso, un siglo de derrotados que lo que más quisieran es ir y convertirse con "don sancho" y don quijano en pastores por las páginas de las páginas amén.
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