jueves, 14 de octubre de 2010

Romance inconcluso del misceláneo bilingüe y la especialista en inteligencia comercial


"Si te portás bien te doy permiso para que imaginés un oso y una maestría del INCAE" Todas las mañanas su mamá le repitió esa frase mientras la peinaba con unas trenzas muy firmes y muy largas.Si bien la madre nunca fue particularmente celosa en la entonación de tan estimulante proposición no se puede negar que puso el mayor de los empeños en desearlo y mascullarlo durante todo el tiempo que demoró la hija en graduarse de comercio exterior en la ULatina. Huelga añadir que, en efecto, la hija cumplió con la condición impuesta amorosamente por la madre y al graduarse pudo imaginar un oso, una maestría del INCAE y hasta un gerente de trasnacional con afición por los embutidos y los apellidos extranjeros que la abandonó por una beca a la Universidad de Notre Dame.
Con frecuencia se le vio vagar melancólicamente por los pasillos del supermercado, prestando atención a los precios de las carnes maduradas, en esos días dulces en los que unos hombres diminutos y senisbles acostumbran coordinar exhibiciones de bonsais. Nos conocimos una mañana de martes durante una conferencia organizada por el Ministerio de Comercio Exterior. Básteme agregar que, a día de hoy, no puedo precisar si sus pechos eran benevolencias de la silicona o no. Durante la dichosa conferencia unos señores muy lánguidos y graves ponderaron los alcances de las rondas de negociación de la unión aduanera centroamericana y celebraron la estrategia de facilitación del comercio impulsada por la señora ministra. Ella prestaba atención en todo momento y tomaba nota de todas las cifras. La titular de Comercio Exterior fue la encargada de inaugurar el acto solemne. Debo confesar que de no ser por la parquedad de los rasgos físicos de la ministra, estaría en condiciones de creer cualquiera de su consideraciones sobre reducción de la pobreza y encadenamientos productivos. En palabras suyas, dentro de poco Centroamérica será una suerte de comunidad supranacional muy semejante a la Unión Europea en la que habrá libre tránsito de mercancías, personas y capitales y donde no existirá justificación para la mendicidad. Eso dice la ministra. Pero lo cierto es que la facilitación del comercio, en esta parte del mundo, tan solo ha provocado una eclosión de dementes seudo emprendedores que se mueren de optimismo y que consideran viable la exportación de empanadas de cusuco a Singapur.
Debo a la conjunción de un lápicero sin tinta y una libreta sin hojas blancas el favor de intercambiar algunas palabras con ella. Era gentil, sin duda. Tenía esa amabilidad artifical que suelen tener las personas que te desean buen día en el ascensor y que toman tales prerrogativas por modestas concesiones dispensandas al mundo. Mientras le ofrecía una de mis tarjetas de presentación le hablé de la necesidad de llevar a cabo una reforma fiscal en la región sin alterar la estabilidad macroeconómica. En realidad yo no entendía qué quería decir tal cosa pero a las muchachas como ella le fascinan los hombres que hablan de macroeconomía. Por fortuna, recién había ojeado un titular de El Financiero, sitio de donde tomé inmisericordemente la frasesita cajonera de la reforma fiscal. Ella coincidió conmigo y enseguida me dio una de sus tarjetas.
Yo estaba convencido de que esa muchacha que trabajaba en PROCOMER, todas las tardes conduciría su renault con la misma tristeza de quien mira un mar del color de una ballena muerta. Le dije que mi placa vehicular los martes tenía restricción de ingreso a San José y que por eso debía tomar un taxi hasta la Región Autónoma de Escazú. Por su puesto que ella ignoraba que todos los días me veo en la necesidad de tomar el autobus en las inmediaciones de la Antigua Coca Cola a fin de llegar al brete. Mentir es una forma elegante de triunfar sobre la realidad, pensé. Más o menos así fue como ella me condujo hasta Multiplaza. Durante el viaje dije un par de cosas tontas para hacerla sonreir. Luego le hablé acerca de la empresa de taxis que ofrece un servicio, presuntamente, 5 estrellas en el sector oeste. "Es un típico factor inflacionario", le dije, convencido de que estaba abrumándola con mi falsa erudición de macroeconomía. Luego agregué: "Estos taxis se cuelgan de la teoría de los clusters para cobrar sumas excesivas mientras ofrecen un servicio semejante al que ofrecen los taxis pirata del Mall San Pedro; con la salvedad, de que los taxistas cinco estrellas son más propensos a alterar la maría". Ambos reímos al constatar que sería perfectamente posible escribir una tesis sobre la teoría Porter-INCAE aplicada a los taxis piratas. No obstante, yo ignoraba que Forest Colburn y Arturo Cruz ya habían emprendido una tarea semajante.
Mi tarjeta de presentación, dudosamente, me acreditaba como "representante comercial" de REYMCK, una empresa trasnacional que importaba motores desde Estados Unidos a toda Centroamérica. Confieso que en otras oportunidades me he presentado como asistente de gerencia, ejecutivo de ventas de real state, facilitador de negocios, asesor del Banco Mundial y un sinfin más de categorías propias de la jerga neoliberal. Me bajé de su renault justo frente al edificio Terrazas de Plaza Roble, excusándome por no invitarla a almorzar, so pretexto de una videoconferencia de suma importancia. Le prometí llamarla para salir a cenar alguna noche, quizás a un restuarante de comida mongola. Mientras esperaba fumando en el parqueo de Plaza Roble me prometí a mí mismo que la próxima vez que la viera le mostraría mi excelente pronunciación en inglés, resultado de 6 años de trabajar para un gringo de Nebraska que rentaba áreas de camping en Montezuma. Tan pronto como me cercioré de que estaba fuera de su vista, me encaminé al McDonald´s de Multiplaza. Me sentía seguro y apto para empezar a extrañarla mientras comía un Big Mac.
Nunca más la volví a ver, pero a veces, cuando voy en el bus, trato de pensar en la textura de los osos que ella quería imaginar de niña. Además, cuando leo las noticias de economía, la imagino en su cubículo del edificio macilento de COMEX, al lado de ese compañero suyo que constituye un ejemplo cabal de movilidad social en Puriscal. Otras veces, cuando oigo a los economistas hablar de guerras de divisas, me la figuro triste y linda, llorando por un oso y otra maestría del INCAE, lamentándose de que aún no es capaz de fabricar historias para contarle a sus sobrinos ni de encontrar un hombre que le haga macarrones con natilla después de hacerle el amor.

lunes, 11 de octubre de 2010

El nobel para Vargas Llosa


Tengo la impresión de que haberle dado el nobel a Vargas Llosa fue una forma harto tarda de decir, "se lo debimos haber dado a Borges".

Fuera de la brillantez escritural de Vargas Llosa, innegable, me parece esta fiesta una forma solapada y rimbombante en donde la academia Noruega está anunciándole al mundo que cree fervientemente en una Latinoamérica políticamente madura, donde la respuesta a la dictadura de derecha no es ya un requisito para ganar el galardón. Ahora puede otorgársele a un hombre que se sorprende de haberlo recibido pues viene de un mundo donde ser de izquierda era necesario para ganar el premio nobel de literatura.
Las contradicciones se han acabado, nos dicen silenciosamente, le anunciamos al mundo una latinoamérica que se deshace de su pasado político y le abre los brazos a un mundo nuevo de liberalidad (no libertad) y progreso.
Este nobel, me parece, es como una celebración a lo que los escandinavos bonachones (asumiendo que lo sean) deseaban hace tiempo de la América Latina sumida -desde sus ojos- en cruentas confrontaciones sociales e irresolubles dilemas humanos (dictaduras asesinas, desapariciones masivas, desnutrición y pobreza). Se alzan y emiten un juicio que anuncia que no somos lo que fuimos, que los rezagos guatemaltecos, salvadoreños, bolivianos y mexicanos de la pobreza absoluta son sólo reminiscencias de un orden que el continente deja atrás, enmarañado ahora en un engranaje de progreso liberal-social, donde los retrógados no habrán de tener lugar una vez que se muera Fidel y caigan Chávez y Evo.
Hablamos de un Pan de Azucar que se asoma a grandes rascacielos, un Buenos Aires de vidrio y acero, donde ya no es necesario asesinar en masa para generar riqueza y mantener el orden. Hablamos de conglomerados y Tratados de Libre Comercio, todos de la mano con el resurgimiento de una silente conciencia, en Lula, en Tabaré Vázquez. Casi como si el paraíso de la socialdemocracia liberal cayera sobre nuestras frentes.
¡Qué fácil es entonces extender viejas categorías, termómetros vencidos y colonizantes, y decir con holgura: 'etapa superada'! Como si la piedra de toque fueran las academias escandinavas, para decirle a los latinoamericanos que ya están dejando atrás las espinillas de su adolescencia política.
Por eso ese nobel era para Borges, pero se nos murió muy temprano, cuando la dictadura de Pinochet no tenía sino tres años de inyectar terror. In memoriam, se lo damos al señor Vargas Llosa, para que lo cuelgue en el muro de su casa de Madrid, donde Franco no está más en el poder.

viernes, 8 de octubre de 2010

El que quiera divertirse (La Leyenda de los Soles /Homero Aridjis)



La Leyenda de los Soles (1993) es una novela "cósmico-urbana" con tintes ecologistas. Escrita en capítulos más bien cortos, Aridjis nos relata el caos general que reina en la ciudad de México en el 2027. Una ciudad que sufre de abotagamiento humano, por decirlo así, donde la vida es un bien ordinario y de escaso valor.

La trama utiliza como andamiaje la cosmogonía nahuatl y, a través de esta, asistimos a la extinción del “Quinto Sol”, la era de la humanidad como la conocemos. Tras cuatro soles anteriores, el Quinto Sol -sol del movimiento- inicia un ciclo de estabilidad relativa que culminará con grandes terremotos y estallidos volcánicos, así como por la venida de los Tzitzimime, demonios del crépusculo. La creación y destrucción de las distintas eras, son producto de las luchas por su supremacía entre los cuatro hijos del dios-diosa primigenio.

En La Leyenda de los Soles, las luchas por el control político de México entre el Licenciado José Huitzilopochtli Urbina, presidente del país por el PUR (Partido Único de la Revolución), y Carlos Tezcatlipoca, General de las fuerzas armadas, resultarán en el fin de una era.

Juan de Góngora, un joven pintor, es visitado desde el pasado por Cristóbal Cuauhtli, un indio teotihuacano (donde los dioses dieron vida al quinto sol), para encomendarle la recuperación de la hoja del Códice de los soles, donde está estipulada la fecha de extinción del presente ciclo y que ha sido robada por el General Tezcatlipoca, quien “ha nacido y muerto muchas veces”. Con la aparición de Cuauhtli, la Ciudad de México se transforma en una especie de vórtice, donde el pasado, el presente y el futuro, así como el tiempo mitológico y el histórico, se confunden, se explican el uno al otro y divergen hacia “todas las direcciones”.

Juan de Góngora descubre, gracias a Cuauhtli, que posee la capacidad de atravesar las paredes, y junto a él nos adentramos en un viaje “voyeurístico” a la intimidad escatológica y cotidiana de quienes habitan esa ciudad decadente que se autoconsume vertiginosamente. México (la ciudad como centro mítico del mundo) está pronto a ser destruido y en el fondo, a Juan de Góngora le importa un pepino, su único interés, por lo demás estéril es “en los postreros días del mundo, voy a pintar el cuadro de mi vida, el cuadro de mí mismo, la vista del Valle de México. Pintar ese sueño abolido será mi última obra…”

martes, 5 de octubre de 2010

CARTAS A LA CORDURA


Molesto por mal servicio
Doña Vergüenza,
Escribo sinceramente molesto por su mediocre colaboración en los medios de comunicación. Es una barbaridad que usted haya dejado de hacer su trabajo como se debe y que por lo tanto, los miembros de estas pseudo-compañías informativas consideren ahora sí, prudente y adecuado, denunciar cosas que harto conocían tiempo atrás y que no sacaron al aire cuando se debía, por tratarse de ser época electoral. Me refiero específicamente a los escándalos sobre las inauguraciones apresuradas de la carretera a Caldera, entre muchas otras. Además de todo, no se encarga usted ni siquiera de aparecer cuando los personajes de estos medios juegan de bastiones de la razón y la verdad, buscando culpables y tirando “bala” al viento, mientras dejan que los verdaderos responsables, que todos conocemos, sigan escondidos. ¿Por qué no se pone las pilas a ver si acaso, azotados por su presencia, hacen un verdadero trabajo expositivo y no una denuncia a medias?
Señor Agarrado D'Mono, cédula robada
San José

Indignada por incoherencias
Sr. Sentido Común,
Me parece curioso que reporteros de los medios más grandes de este país realicen “investigaciones” y series de reportajes detectivescos, con cámaras secretas y señuelos encubiertos para mostrar al público a ladronzuelos, estafadores y corruptos miembros de diferentes instituciones y no se tomen la molestia de perseguir, entrevistar, humillar y ser igual de necios con las figuras políticas que todos los ciudadanos sabemos responsables por la estafa de la carretera a Caldera. En lugar de estar hablando tanto de lo que todos sabemos y podemos ver que está mal, deberían estar sacando a la luz el verdadero meollo que sostiene el engranaje delictivo que se construyó en la concesión a Autopistas del Sol, que es lo ÚNICO que al día de hoy, queda en pie.
Señora Vista Gorda, cédula nueva
Alajuela


Cansada de esperar
Estimada Justicia,
Estoy cansada de esperar que usted aparezca y resuelva algo de todo lo que está mal. Me tienen agobiada con la cantidad de informes de injusticias, actos delictivos, de corrupción, denuncias de malversación de fondos, de peculado y demás en el mundo de la política y nada que usted hace algo con los verdaderos responsables. Su excusa es que está usted muy ocupada, pero a juzgar por el resto de atrocidades que azotan al mundo, me temo que no sabría responderme en qué tanto se ocupa. Le agradecería que si no va hacer nada al respecto, deje de aparecer en boca de tantos por ahí. Tal vez está función si que pueda desempeñarla!
Señora Profundo Hastío, cédula vencida
Cartago